domingo, 10 de julio de 2011

Las corrientes oceánicas, de Félix J. Palma

Abrí este blog hace ya un año con una entrada dedicada al último libro (primero que yo leía) de este autor: El mapa del tiempo. Releído ahora, veo que le hice poca justicia. Destaqué un solo aspecto de aquella novela, la gracia de escribir sobre viajes en el tiempo sin salirse del realismo, pero no mencioné para nada el enorme talento narrativo de su autor. La novela que aquí traigo lo avala. Si me apuráis, tal vez su estilo en ella sea algo menos "maduro", o más bien es que El mapa del tiempo es una novela más conceptual, más redonda.

Vayamos por partes. En el haber de Félix J. Palma hay tan solo tres novelas y cinco libros de cuentos. La Wikipedia dice del primero de ellos que destaca "su habilidad para insertar el elemento fantástico en lo cotidiano, uno de los principales rasgos de su narrativa". No puedo estar más de acuerdo. Sus narraciones mezclan realidad y ficción de tal modo que a menudo la ficción parece real y la realidad parece ficción. Es el elemento clave de El mapa del tiempo (el único que yo destaqué). También en esta novela ocurre lo mismo: a veces se desdibuja la frontera entre realidad y ficción. Pero no es el único elemento que define el estilo de este autor. Su talento narrativo es prodigioso. En pocas palabras, te vende la moto. Tiene esa forma de relatar envolvente, seductora, a menudo barroca, casi propia de la novela decimonónica, característica de los buenos contadores de historias. Y lo que caracteriza a un buen contador de historias es que, te cuente lo que te cuente, no puedes dejar de escucharlo. No importa el contenido, importa su voz. Solo que además, en Félix J. Palma contenido no falta, más bien desborda. Como buen cuentista (en el mejor sentido de la palabra) sus novelas abundan en pequeñas historias, cada una con su propio estilo, que se van entrelazando en la trama principal.

La novela que aquí os traigo empieza en clave de tragedia. Y la forma de contarla es soberbia. La empatía hacia el protagonista es tal que uno desciende con él angustiado a los infiernos. Y cuando la cosa parece que va de eso, en un giro que nos deja con el pie cambiado la novela se transforma en otra cosa, se encamina a una búsqueda sin propósito y se nos convierte, sin que nos demos cuenta, en una novela de intriga que, llegando al final adquiere un tono intimista más propio de una novela romántica. ¿Qué es, de todas esas cosa, la novela? Pues un gran relato que te atrapa y te tiene enganchado durante tres días.

Definitivamente, estamos ante un autor que ha de darnos muchos ratos de placer. He leído por ahí que El mapa del tiempo (traducido ya a no sé cuántos idiomas) es el primero de una trilogía victoriana, cuyo segundo volumen se llamará El mapa del cielo. Ahí estaremos para leerlo cuando se publique este otoño...

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