miércoles, 29 de febrero de 2012

Frankenstein, de Mary Shelley

No me preguntéis cómo decidí leerme esta novela. Lo único que conocía del tema era la película "El jovencito Frankenstein", de Mel Brooks, que se aleja bastante del estilo de las antiguas películas (que, aunque no he visto, "intuyo" de escenas sueltas donde aparece Boris Karloff).

Hace muchos años leí Drácula, de Bram Stoker, y no recuerdo una mala experiencia: hay un conflicto, un giro de guión, unos personajes de los que sabemos cuáles son sus motivaciones...  no está mal. La novela es una novela gótica, y tiene algunos elementos románticos (de los de la corriente artística del s. XIX y de los otros), pero aún así se puede leer bastante bien. 

Pues bien, con estos antecedentes en novela gótico-flamígera-romántica decidí leer hace poco Frankenstein, una novela unos 80 años anterior, escrita por Mary Shelley, a ver qué tal. No sé si conocéis la historia de cómo pergeñó Mary Shelley su obra. Resulta que Lord Byron, Mary Shelley y su marido (parece un chiste) se fueron a Ginebra a pasar unos días de vacaciones. Y, como les hizo un tiempo abominable, se dedicaron a reunirse delante de la chimenea y a inventarse y contarse historias de miedo. En una de esas noches a Mary se le ocurrió la idea de Frankenstein, que primero escribió como relato y, posteriormente, lo convirtió en novela.

Lo que yo conocía de la novela era sólo la historia del creador de un engendro, el Dr. Frankenstein (o Fronkonstin, según versiones), y del monstruo engendrado. En la cabeza tenía las imágenes del "¡está vivo!" del creador, las del monstruo que no sabe hablar con un ciego y con una dulce niñita, y las de la persecución y el linchamiento del monstruo por una turba enfurecida. Poco más. Pues bien, hay bastantes diferencias entre esta versión y la novela. 

En primer lugar, la famosa frase de Frankenstein, "¡está vivo!", no tiene nada que ver con el libro. De hecho, una de las cosas que más me han impactado del libro es cómo el Dr. Frankenstein abomina de su creación nada más abrir ésta los ojos. Hasta entonces el creador no se ha planteado en ningún momento las consecuencias de lo que estaba haciendo. Ha vivido durante años obsesionado por alcanzar una meta sin pensar qué podía pasar después. Sólo cuando su criatura abre los ojos se da cuenta del esperpento que ha creado, lo aborrece y sale huyendo. Cuando vuelve, el monstruo ha desparecido, lo que a él, inexplicablemente, le tranquiliza mucho. Luego lo pasa fatal durante muchos meses y se recupera con baños de sol y conversaciones banales que no le recuerden lo que ha hecho. Así que, como véis, el Dr. Frankenstein aparece como un egocéntrico superficial, insensato e irresponsable. 

Pero todo lo pesado que es este personaje se suple con la criatura. Si os imagináis a Boris Karloff emitiendo gruñidos sin sentido vais bastante desencaminados. En la novela, la forma en la que la criatura se expresa se acerca más a la parodia de Mel Brooks al final del "Jovencito Frankenstein". La criatura le habla dos años después de haber sido engendrada, y en ese tiempo ha aprendido a expresarse de una forma muy esmerada. La parte en la que la criatura cuenta lo ocurrido en los primeros años de su vida es curiosa, aunque muy poco creíble. Pero el mensaje que le transmite a su creador al final es muy sencillo: está cabreado. Su creador ha hecho un monstruo al que él mismo aborrece, y él, que se siente tremendamente solo, no puede tener la compañía de nadie porque todo el que le ve sale huyendo horrorizado o le ataca. Su naturaleza inocente y afable se transforma primero en desconfiada esperanza y, posteriormente, cuando ve que nadie jamás podrá tenerle afecto, en violencia.

Las mejores partes de la novela son sin duda aquellas en las que aparece la criatura, que no son muchas. El resto son un montón de mojigaterías aderezadas con una historia muy floja y un montón de paisajes (la novela se parece en algunas ocasiones a una revista de viajes). En resumen, aunque no me importa haberla leído, creo que hubiera preferido ahorrármela si me la hubiese contado alguien antes.

2 comentarios:

  1. Pedazo de entrada, Sara. ¿Cuándo lo leíste? ¿Te pudo animar inconscientemente que en el workshop yo dije que lo estaba leyendo? Bastante de acuerdo: hay partes peñazo, Victor Frankesntein es un capullo inconsciente, y lo mejor es sin duda la parte del monstruo. Que ha aprendido a expresarse leyendo el Paraíso Perdido de Milton, y se expresa bastante mejor que su creador. Sí, no es creíble, pero si se acepta la lógica de la novela, es casi consistente. Para interpretar correctamente la novela, hay que tener en cuenta que es un remake del conflicto creador-creados Dios-Adán-Satán de Milton, donde el monstruo es a ratos Adán y a ratos Satán, aunque se nos da la clave de una forma no precisamente sutil. Y sí, el rollo romántico me-pasa-algo-chungo-me-pongo-malo-y-pillo-fiebres y las guías turísticas huelen un poco. Sin embargo, debo reconocer que la primera mitad, hasta que el monstruo acaba de explicar su historia, me tuvo enganchado. Yo lo leí en inglés, y para ser algo tan vetusto está en un lenguaje muy sencillo y asequible, una prosa agradable de leer obviando la romanticada ocasional.

    Y gracias por ahorrarme a mí tener que escribir la entrada, que le había medio prometido a Jose ;-)

    ResponderEliminar
  2. Saúl, deberías reconsiderar lo de no escribir entradas en el blog, teniendo en cuenta lo que te esmeras en escribir comentarios de otras entradas. Aunque supongo que no es lo mismo, claro.

    ResponderEliminar