sábado, 20 de noviembre de 2010

Riña de Gatos - Madrid 1936, de Eduardo Mendoza

¡Buenísima! En mi opinión, lo mejor que ha escrito Mendoza desde La verdad sobre el caso Savolta (a excepción, quizá, de La ciudad de los prodigios). En el invierno de 1936 un inglés experto en la pintura del Siglo de Oro español, y sobre todo en Velázquez, viaja desde Londres a Madrid para peritar unos cuadros que un noble español quiere vender para sacar a su familia de España. Tan trivial argumento conduce a un complicado enredo en el que queda retratado todo el Madrid de ese tan señalado año. Por la novela circulan desde Azaña a Franco, desde Alcalá-Zamora hasta José Antonio Primo de Rivera. Algunos aparecen brevemente, otros tienen más protagonismo, pero todos dibujan personajes interesantes. Y es que ese es el primer pilar de toda gran novela: sus personajes, que deben ser, no ya creíbles, sino profundos, complejos, capaces de desatar en el lector simpatía o rechazo. El segundo pilar son algunas escenas memorables, esas que, tiempo después de haber leído la novela y cuando uno ya sólo puede referir sucintamente la trama, aún se recuerdan con claridad meridiana. Pensad en cualquier novela que os haya gustado y recordaréis muy vivamente una o dos escenas, a pesar de que ya no podáis contar su argumento. Bueno, pues esta novela asegura estas dos bazas, y lo hace con mucha solvencia. No en vano Mendoza es hoy día uno de los mejores escritores en castellano, pese a ser catalán (de hecho, uno de los detalles simpáticos del libro es la soltura con la que quien podría arrogarse el título de cronista de Barcelona habla de Madrid). Y qué voy a decir de cómo está escrita... Para muestra un botón. Os dejo (y con ello termino) el párrafo con el que comienza el capítulo 28 (tranquilos, no desvela absolutamente nada de la trama):
      Al otro extremo del arco inconmensurable que la separa del pueblo llano — y aún más de la subespecie del proletariado urbano, su enemigo natural —, preside el comportamiento de la rancia aristocracia una filosofía adaptativa no más profunda ni mejor trenzada, pero tan eficaz como la tosca deontología que rige el de su contraparte. Tan marcada como ésta por las circunstancias de su nacimiento, pesa sobre la nobleza una servidumbre ineludible que le impide reflexionar sobre su conducta, sobre sí misma y sobre el mundo, si las tres cosas no son una sola. Pero si pudiera reflexionar, tampoco podría cambiar ni las ideas recibidas ni su forma de vida. Con abnegación ha de sacrificar sus mejores cualidades en el altar: la irracionalidad, el inmovilismo y la incuria, que la han puesto y la mantienen donde está, y cultivar con férrea disciplina unos defectos que afianzan su posición en la medida en que es su posición lo que le permite cultivarlos. Indómita sin dueño y caprichosa sin elección, la irresponsabilidad que preside sus actos la hace vivir sumida en la indecisión: sus iniciativas no conducen a nada, sus pensamientos desembocan sin remedio en la frivolidad y sus pasiones, exoneradas de consecuencias, se reducen a vicios.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Los dientes del dragón, de Juan Eslava Galán

El planteamiento que hace esta novela es curioso: es un híbrido a caballo entre la novela histórica y la fantástica, donde el elemento imaginario entra a través de diversos mitos de oriente y occidente. La idea no es mala. De hecho, con un planteamiento muy parecido, Robert Graves creó un obra maestra: El vellocino de oro. En ella Graves recrea el mito de Jasón y los Argonautas en clave de novela histórica, con un resultado brillante.

Los dientes del dragón arranca durante el sitio de San Juan de Acre en la segunda cruzada, donde Ricardo Corazón de León encarga a un grupo de personajes que busquen una reliquia mágica: la mesa de Salomón, para vencer a los sarracenos. La novela es la historia del peregrinar de este grupo en busca de las doce piedras dracontías que han de encastrarse en un peto de oro que protege del poder de la mesa. Esa es la excusa, y con ella asistimos uno tras otro a la descripción de los susodichos mitos. El problema es que la novela no da más de sí. Los personajes son muy pobres, meras caricaturas; la trama excesivamente simple y predecible; el final, como era de esperar, muy tonto. En la historia aparecen elfos, enanos y orcos un poco sin venir a cuento, como si fuesen parte del paisaje obligado de un relato fantástico. La novela discurre al trantrán. Lo mejor son algunas escenas cómicas que nos encontramos en la historia. No me refiero al humor soez y socarrón que salpica constantemente el relato (ya sabéis, el tipo de humor basado en "caca, pedo, culo, pis"), sino a escenas que están tratadas con la trascendencia del relato épico, pero que acaban teniendo un desenlace ridículo y absurdo.

En definitiva, la podéis obviar. Quitando En busca del unicornio, una novela que me encantó en su día, este autor se crece en el ensayo histórico, pero sus novelas dejan mucho que desear. Y esta es, con diferencia, de las peores que he leído.

No será la Tierra, de Jorge Volpi

Mi primer encuentro con Jorge Volpi fue parecido al que narra Jose en la entrada Mentiras contagiosas, de Jorge Volpi .

Un amigo físico de Granada me llamo y me dijo "¿Qué estás leyendo?" y enseguida me contó que el estaba enfrascado en la novela En busca de Klingsor de un tal Jorge Volpi y que iba de la historia de la mecánica cuántica. Así que lo compré y lo lei. Me encantó, por lo que cuando apareció El fin de la locura, su segunda novela donde ahora retrata la historia de la izquierda en América Latina, sin pensarlo la compré y la lei también. Luego me olvidé de Volpi (a saber por qué) y justo leyendo la entrada del blog me enteré que había una tercera novela (basta mirar la wikipedia para descubrir que tiene muchas más). Fue así como di con No será la Tierra.

En su contraportada se define muy bien la trama:

"En el vértigo de la historia, tres mujeres entrecruzan sus destinos. La bióloga soviética Irina Gránina contempla el derrumbe del comunismo y, con él, la rebeldía de su hija Oksana, primera víctima del triunfo del capitalismo. En el otro extremo del mundo, Jennifer Moore, funcionaria del Fondo Monetario Internacional, lucha con su ambicioso marido y con su hermana Allison, su exacto reverso, activista contra la globalización. Por último, Éva Halász, genio de la informática, se empeña en descubrir los secretos de la inteligencia, siempre torturada por sus cambios de ánimo y sus múltiples y cada vez más celosos amantes.

No será la Tierra narra las grandes transformaciones de nuestro tiempo: la caída del Muro de Berlín, el golpe de Estado contra Gorbachov y el ascenso de Yeltsin, la guerra bacteriológica y el Proyecto Genoma Humano. Relato científico, fábula detectivesca, suma de géneros, esta novela de Jorge Volpi es una fascinante exploración de la avaricia que mueve al ser humano a la vez que un despiadado examen de la pasión y el egoísmo que dominan a nuestra especie."


La historia "la escribe" Yuri Mijailovich Chernishevski, el último amante de Eva, desde una cárcel estadounidense por... el asesinato de Eva (tranquilos que nos os estoy destripando nada, eso lo explica el narrador al principio de la novela). El preludio de la novela comienza contando, con pelos y señales, el accidente de Chernóbil (como dato curioso me han contado que hace poco se dieron cuenta que no quedaba en la ciudad ni un solo coche, todos habían sido robados y seguramente vendidos...). A continuación introduce a nuestras tres mujeres. Irina está delante del cadáver de su hija Oksana, Jennifer se pregunta como contarle a su sobrino que su madre ha muerto y finalmente, Yuri nos cuenta como ha muerto Eva y a él le han condenado por su asesinato.

A partir de aquí la novela va recorriendo la historia de estos tres personajes y sus familias a lo largo del siglo 20, comenzando en 1929 y culminando en el 2000. A lo largo del libro la vida de los personajes se entremezclan y con sus peripecias el autor nos cuenta parte de la historia del siglo XX. En particular, la historia de la Unión Soviética, y su derrumbe, está retratada a través de la vida de Irina y su marido, primero investigador en proyectos de armas bacteriológicas, luego disidente y finalmente magnate y asesor de Yeltsin. A ese respecto tengo que decir que el autor se documentó muy bien al menos hasta lo sucedido en 1992 (incluyendo el golpe de estado a Gorbachov y la subida al poder de Yelsin), lo que me consta pues justo esos años los pasé estudiando en Moscú. Explica muy bien también como aparecieron los grandes magnates rusos y como se llevó a cabo la privatización en Rusia, la corrupción, etc. También cuenta como funciona el FMI a través de las aventuras de Jennifer, las utopías antiglobalización, ONGs. La vida de Eva nos lleva a descubrir el Proyecto Genoma Humano. Lo mejor para mí es como consigue mezclar todas estas subhistorias en una única historia que narra el desdichado Yuri Mijailovich.

La novela se lee de un tirón (y son 516 páginas) y a mi personalmente me encantó (aunque quizá mi propia experiencia personal en la URSS y Rusia no me haga el mejor de los críticos). Volpi usa un lenguaje irónico que a mi me resulta divertido. En fin una novela que os recomiendo a todos.