Ya, ya sé que todo el mundo leyó esta novela en el instituto. Que todo el mundo la conoce. Que hay una película. Bueno, pues yo no la había leído, así que me dije «Más vale tarde...» Pero quizá no, quizá las cosas tienen su momento y su época...
El Jarama fue un bombazo en su día (corría el año 55...) por varias razones. Inauguraba el hiperrealismo, una forma de narrar basada en los diálogos, sin narrador, fiel a la forma de hablar de la gente, sin protagonistas, coral. Describe la cotidianeidad con una mirada objetiva, externa, como «un día en la vida de», y a la vez —y tal vez por ello— lleva implícita una fuerte carga de crítica social. Las vidas de los personajes aparecen como lo que son: vulgares, aburridas, tediosas, tristes. Ganó el Nadal de aquel año y abrió un largo periodo literario en la prosa española. Hoy es un clásico.